martes, 11 de octubre de 2011

ACTA DE INDEPENCIA DE LA GRITA. 201 años.


“En la ciudad del Espíritu Santo de La Grita, a once de octubre de mil ochocientos diez el Muy Ilustre Cabildo de esta ciudad y su jurisdicción, a saber:  el señor Teniente Justicia Mayor don José Antonio Guerrero, los señores Alcaldes Ordinarios don José Enrique Rojas y don Antonio María Guerrero, con asistencia del señor Procurador General Antonio Miguel Mora, y varios vecinos de distinción que han ejercido los empleos públicos y concejales de este Cuerpo:  en Cabildo extraordinario y abierto que se celebró para tratar de la seguridad y conservación de los territorios.

De su mando para su legítimo Soberano el señor Don Fernando Séptimo, que solo deposita estos derechos a su administración política y económica.  Informados e instruidos suficiente de lo acaecido con nuestros hermanos en Europa a causa de la invasión de los franceses en las Andalucías, y disuelto por esta causa el gobierno nacional; e instruidos plenamente por los derechos de los  pueblos, lo practicado por estas previsiones en la Capital de Venezuela y Provincias integrantes de la Capitanía General; lo así mismo practicado en la capital del Virreinato de Santafé; y que aunque la de Maracaibo no había adoptado el nuevo gobierno instalado en Caracas y Santafé, Mérida, la dichosa Mérida, con las justas razones de ser capital por lo eclesiástico y otras de evidente utilidad, había erigido su Junta Superior, para ser verdaderamente Provincia que comprenda diversas  jurisdicciones, ha pretendido de este Ilustre Cabildo nos uniésemos a la expresada Capital; y que supuesto que en varias ocasiones se ha pedido por este Cuerpo el auxilio a quien correspondía y se ha dilatado, en términos que este Ilustre Cabildo, sin embargo de ser indefenso, ha sostenido largo tiempo su obediencia a la Capital que era de su Provincia; no pudiendo exponer la sangre inocente al fijo derramamiento, por estar con tropas en el Rosario la Junta  Superior de Pamplona, y con tropas del señor Marqués del Toro en la jurisdicción de Trujillo, y las de Mérida ya en el territorio; en lance de esta naturaleza resolvió unirse a la Junta Superior de Mérida, desprendiéndose de Maracaibo, imponiendo a la de Mérida que tiene hermanos y compañeros en la causa común, y mucha voluntad en defender sus derechos, pero falta el numerario; y receloso este Cabildo de alguna invasión por los diversos puntos de desembarco, se haga presente en oficio de remisión de la Acta de adhesión, concordia, unión y subordinación al señor Comandante General y emisario de su Excelencia, para que por su órgano se dirija a la Junta Superior de la Capital de Mérida, y que el Señor Emisario pase a esta ciudad a cumplir las comisiones de la de Mérida , cuando estime conveniente:  que se saquen los testimonios autorizados de esta resolución para dirigir al señor Gobernador  de Maracaibo y a su Muy Ilustre Cabildo, al Cabildo de la Villa de San Cristóbal, al señor Comandante General de los Valles de Cúcuta.  Que vaya en comisión de Diputado a los señores Comandante General  y Emisario el Administrador de Real Hacienda don Antonio Gabriel Moré, para que trate a la vez con dichos señores asuntos de nuestra conservación.  Contéstese el oficio de los señores Presidente  y  Vicepresidente de seis de los corrientes.  Con lo que concluyeron y firmaron en este papel común por no haberlo sellado.  José Antonio Guerrero, José Enrique Rojas, Antonio María Guerrero, Antonio Miguel Mora, José Ignacio García, José Ignacio Sambrano, José Gabriel Noguera, Juan Vicente Montoya, José Felipe Contreras, Juan Vicente Montoya,  Juan José Mora, Francisco
Guerrero, Francisco Agreda, Juan Casiano  Sambrano, Antonio María García, Antonio Gabriel Sambrano, Juan José García, Juan de Dios Guerrero, Manuel  María Montoya, Ignacio Alejo Rincón, Blas José Contreras, Idelfonso Pernía, José Buenaventura Contreras, José Redondo Contreras, Antonio Gabriel Montoya, Gabino Guerrero.  Nepomuceno  Noguera, José María Morales.  Juan Eusebio Contreras”.  Es copia de su original, de que nosotros los referidos  Vocales certificamos por defecto de Escribano público y Real.  José Enrique Rojas , Antonio María Guerrero, Antonio Miguel Mora”.     
 MAS QUE TODO FUE UNA DECLARACION DE FE
Sin embargo, el Cabildo de La Grita para curarse en salud, deja constancia en el Acta de que había sostenido largo tiempo su obediencia a Maracaibo, pero que lo obligaban a ese paso, su indefensión y las fuertes presiones de las Juntas de  Pamplona, Mérida y las tropas del Marqués del Toro que estaban en jurisdicción de Trujillo.  Era lógica y natural aquella reticencia.  Si muchos pueblos dudaron y otros se aferraban a sus recalcitrantes posiciones, La Grita tenía más derecho que nadie a las palabras medidas y cautelosas.
Salvo los pueblos de la Cordillera, desde San Antonio del Táchira hasta Timotes, ninguno conocía en ese entonces el temor de la revancha, de la retaliación.  La Grita sí lo conocía, porque sufrió en carne propia las persecuciones, las prisiones, los embargos, todo aquello que configuraba un clima de perseguidos políticos.  Eso lo vivió La Grita en la reacción anti-comunera de los años posteriores a 1782.  Y por mucho tiempo se prolongó, no la persecución, sino la vigilancia, el saber que sus pasos eran observados.  Flotaba en el aire la amenaza de aquella fuerza permanente , que se mantuvo  allí después de los sucesos comuneros del 81.  Su Jefe o su Cabo, era el Justicia Mayor, la primera autoridad civil a la vez que la militar, y esto servía para recordarles todo lo pasado.
Claro que La Grita dudaba.  ¿Era absolutamente cierto que en Caracas y Mérida y tantas partes había sucedido aquello?  ¿Y si era falso?  ¿Iban a quedar otra vez solos los pueblos de Los Andes, como en la pasada oportunidad comunera?  Eran interrogantes angustiosos, los que se planteaban los Cabildantes griteños.  Pero La Grita, a pesar de la duda o quizás contra la duda, firmó su  Declaración de Independencia, que más que todo fue una declaración de fe.
Los Cabildantes acuerdan enviar esa Acta, que titulan de Adhesión, Concordia, Unión y Subordinación, al Señor Comandante General y Emisario de la Junta superior de Mérida, Luis María Rivas Dávila, quien debía estar vecino esperando el resultado.  Diputan para ello el Administrador de la Real Hacienda, Don Antonio Gabriel Moré, quien por cierto no aparece entre los firmantes del Acta.
Fuente:   La Grita una ciudad que grita su silencio.  Historia del Espíritu Santo de La Grita. Tomo II págs. 162-163-164. Por Lucas G. Castillo Lara. Ediciones Del Congreso de la República Caracas-Venezuela.

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